viernes, septiembre 21, 2007

Tarde...? para el amor...?


Me contaron por ahí que todo tiene su tiempo, que mientras yo decía una cosa y hacia otra, las horas del tiempo asesinaban fríamente la divina creación de los corazones, y que como decía Gardel "Sus ojos se sellaron y el mundo sigue andando".

Un ser humano en permanente huida, el horror de ver el amor sentado en la mesa, comprando en el mercado, luchando contra el olvido en un desayuno sin besos trasnochados por la pasión, a veces hay quienes sienten que es mejor deshacerse de los susurros que trae el miedo, y abandonar las esperanzas en un adiós.

Es tarde escuché por ahí... Pero aun no es tarde para mi.

Charly García


Voy a cambiar
voy a insistir
voy a pelear
voy a seguir.
Yo necesito tu amor
tu amor me salva y me sirve
yo necesito tu amor
cada día un poco más.
Yo tengo el vicio de dejarme llevar
y poner mi cabeza en Marte.
Tengo prejuicios que no puedo sacar
tengo un cuerpo que quiere amarte.
Yo ví tu amor
yo ví tu amor.
Dentro del mal
cerca del fin
cerca de vos,
dentro de mí.
Yo necesito tu amor
tu amor me salva y me sirve
yo necesito tu amor
cada día un poco más.
No tengo nadie que yo quiera escuchar
ni pasiones para abrigarme
no tengo máscara,
no tengo disfraz
ni señales para guiarme
al menos hoy
al menos hoy.

domingo, septiembre 16, 2007

Canción Primera: Calle Maturana

Te esperé en el banco que daba a calle Maturana, donde llegabas con tu caminar inconcluso y las manos cargando secretos para el futuro. Debe ser que la risa no conseguía abandonarme, cuando tú de bufón alocado saltabas en medio de la plaza, esperando que la verdad apareciera en el crucigrama. Fumabas, para que tu boca no soltara alguna pesadilla y el reloj dejaste olvidado en el cajón de la prisa. Loca por caminar por Rosas al atardecer, guardando mis besos en papel, mientras me contabas que en una curva del tiempo nadie nos esperó y moríamos cada noche a las diez.

En la calle del olvido, salta de vez en cuando el beso anochecido de luciérnagas, el mismo que susurraba quédate.

Me senté en el café, donde el mesero escucha Calamaro pasado las seis y no pregunta que voy a beber. Confundí las noticias del periódico y donde decía Muerto en la línea del tren, yo escribí Muerta no para de beber. Y todos pronosticaron que iba a suceder, la maga nos daba un mes, la Paula creyó en Robert Desnos y su "Había una vez y fueron tantas veces un hombre que adoraba a una mujer" y que podía yo hacer, sino esperar que la suerte escogiera a nuestro favor, pero nunca creímos en el azar y no apostamos a ganador.

En la calle del olvido, salta de vez en cuando el beso anochecido de luciérnagas, el mismo que susurraba quédate.

sábado, septiembre 01, 2007

Carta a una hermana:


Juana Molina / Zamba Corta

Te fuiste, así no más, te fuiste, y nos dejaste aturdidos, llenos de preguntas, todo cambió, todo se me revolvió aquí dentro, las arterias, los intestinos, el ombligo se me quedó mirando, y los brazos me crecían para alcanzarte...

Mientras, las horas se acomodan a mi nuevo estado y los quehaceres cotidianos me parecen incómodos, me alegro con las cositas que dejaste caer de a poquito, un té, una pregunta, una mirada a mis adentros, un paseo por mis sueños remotos, un masaje en mi espalda quejosa, un te quiero mudo...

Ahora, que la soledad me abraza tierna, la misma que eché a palos. Ahora, con el cuerpo adolorido por las carreras, dejo que el silencio se lleve el murmullo incansable de lo no acontecido.

Habito en un lugar sin fantasmas, no hay quien aparezca en medio del vacio, nada está gastado y el vapor no arranca frases del espejo. Con Sofía amoblaremos cada instante, dejaremos flotando encuadres para el futuro y palabras que no enmudezcan. Acabo de parirme sin tapujos, no hay a quien parecer graciosa, ni callar alguna crudeza, quise dejar mis zapatos y acomodar mis pensamientos, quise un almuerzo compartido sin importar quien ocupara el sitio...

Perséfone