domingo, marzo 29, 2009

El jardín secreto



Descubrió, mientras caminaba por una vieja calle, el sitio de su deseo. Un pequeño departamento en el segundo piso de una casona antigua, con techos altos, ventanas de colores y piso de madera. Llamó de prisa al número de aviso y le contestó su dueña, por la voz dedujo que era joven. Le señaló que se trataba de un piso de un dormitorio, kitchen y living-comedor unidos y un baño. Mañana pasaré por el le dijo, pensando que si calzaba con aquello que imaginó, sería el sitio de sus aterrizajes futuros. Ya no quiería fiestas, ni inauguraciones como antaño, solo soñaba con un lugar tranquilo que no guardase recuerdos. Ya no quería palabras cayendo como bombas de racimo, ni abrazos políticos, no habría corte de banda tricolor, ni siquiera un brindis. Aquel, sería su jardín secreto...

Aprenderé a sentir que sólo soy un viajero en esta tierra, se repetía, mientras caminaba al almuerzo familiar -quiero saber que sola puedo... que ese miedo incontenible que se aloja aquí adentro es una mera distracción a lo que me trajo hasta aquí- su voz en off se llevaba bien con el tema de Neil Young "Such a Woman".


Such A Woman - Neil Young

La música como cada vez le ayudaría, sus revistas adoradas y el hilo de cocer para remendar los agujeros, eran objetos imprescindibles en la mudanza. Las heridas que aun permanezcan frescas "Debes lamerlas en silencio" le decía Mr. Walls, cuando la veía cer rendida en sus brazos. Un acción que le pareció tantas veces fría, tomaba sentido ahora. Sola.. sola... sola...

Luego de esperar unos minutos el bus, se animó pensando en como lo decoraría, eso siempre dejaba las malas facturas fuera. Embellecer los espacios, volver a comprar flores frescas, colgar sus cuadros, ordenar sus discos y revistas en el mejor sitio y luego volver a pinchar el play del último descubrimiento que le robara el sueño, prender un cigarro y dejar que todo se fuera tranquilo, mientras el otoño se colaba con su silvido frío y suave por la ventana, dejando entrever las nubes apuradas con otro cielo.



Claudia Trejos L.

sábado, marzo 21, 2009

El beso




En la ducha, mientras lavaba mi pelo, aparecieron uno a uno los besos que he recibido, desde el primero hasta hoy. La ternura torpe de los besos infantiles, esos que te roban y tapas tu boca en un acto reflejo. El beso absoluto, cuando las hormonas lo dominan todo, enviando estallidos de información a cada centímetro de la piel, revolucionando el sueño y el hambre, hipnotizado lo revisas una y otras vez.

Mientras el jabón flotaba en cientos de burbujas de diferentes tamaños, en medio del pacífico vapor aparecieron aquellos que el tiempo no roba. Besos suaves y sutiles, de esos que erizan la piel lentamente, como una flor al sol, tibio. Recordé besos infinitos, tanto que acabé con los labios encendidos e hinchados. Apasionados, alocados, que dejan tu pelo revuelto y tus ansias también, perseguidos en las calles, besos mordidos, rabiosos, sudorosos y mojados.

Pero hay besos que traspasan cada fibra, y te elevan tan lejos que ya no quieres regresar y cierras tus ojos para el viaje, y crees que eso permanecerá intacto...



Perséfone

domingo, marzo 15, 2009

Pon el seguro, la llave y solo abre cuando mires por el ojo mágico


Esperó a que su mueca se confiara lo suficiente, tanto como para que creyera que todo estaba a su favor. Pero la diplomacia es un acto que llevaba en las venas y nada que punzara su paciencia hasta el hartazgo la haría estallar en su presencia. Unas copas de vino, unos cigarrillos y música para acompañar, la velada parecía perfecta, salvo por la tensión, lo único irrefrenable es la energía, y ya sabía la colorina de esas cosas, como oirlas, olerlas y sentirlas... La puerta acababa cerrandola siempre por dentro.
Estaba observando como la luna se colaba por el balcón, hasta dejarlo inundado de una fría luz, el viento de los últimos días del verano hacian lo suyo elevando el humo del cigarro varios pisos. Estaba dejando que su razón modelara la acción futura, un arte que consiguió dominar a temprana edad. Se lo repetía mil veces, todo se acabo, ya no estas más, no volverás a tener el placer de tenerme para dañar a mi costa y convertir mis gustos e ideas en una factory personal.
Susurro su propio nombre tres veces, una manera extraña que encontró para plantar los dos pies en la tierra o como dicen "Llamarse a terreno". Miro su cara en el espejo, respiro profundo, esbozo la sonrisa que de niña permanecía intacta y encontró tras ese velo engañoso, lo que buscaba. Salió del baño más alta y luminosa, recobrando los pasos, y con la fuerza suficiente como para dar la vuelta a la llave... O mejor dicho "Dejar que los otros crezcan más y mejor lejos y ella a su vez".



Perséfone

miércoles, marzo 11, 2009

Misterios rotos


Hace ya tiempo que no publicaba nada, no podía escribir y creo que aun no puedo, pero me obligué al esfuerzo para salir de la sequía literaria.

Estuve conversando acerca del realismo mágico propio de la percepción infantil, le llamamos a esto realismo mágico, pero creo más bien es la visión real antes de la ceguera que entrega la desilución.
Cuando era a penas una infante de seis años, recorría asombrada los rincones de la casa de mis abuelos paternos, una casa llena de jardines, pileta con pescaditos y gruta de la Virgen de Lourdes. Dentro de la casa unas vitrinas dejaban ver docenas de copas de cristal de colores muy vivos, entre esas vitrinas había una que llamaba especialmente mi atención. La vitrina pequeña cerrada con llave y que dentro contenía al niño Jesús, acostado al interior de una urna de cristal, arropado por terciopelo rojo y vetas color oro, una maravilla!!!. A esto se sumaba la impronta misteriosa inyectada por mi abuela, que temerosa de algún destrozo había prohibido terminantemente que alguien tocase semejante reliquia.

Aquella tarde no pude soportar la tentación, ya saben la curiosidad es una pulsación que pocos pueden manejar, y para mi, que alcanzaba los cinco años era casi imposible. Estaban todos en el comedor, yo, sola en el living frente a esa vitrina que aparecía como el conejo de Alicia en el País de las Maravillas.
Los grandes, conversaban animadamente y reían, sigilosamente di vuelta a la llave que no sé por que extraña razón permanecía riéndose de mi hace unas horas, la puerta se abrió lentamente y mi mano pequeña comenzó a temblar mientras rozaba el ataud ceremonial. Extasiada por la profanación olvidé incluso preocuparme de los pasos y antes que pudiera hacer algo, un golpe furioso en mi mano acabó con el viaje, mi abuela Rosa se transformó en el antagonista de mi propio cuento, a eso le siguió el llanto y la histeria colectiva. Mi joven tía Mónica, encaró la brutalidad de su madre y me cubrió con sus brazos, luego tomó mi mano y realizó un acto inconciente, me mostró uno a uno los objetos de esa vitrina, recalcando que ni uno sólo de ellos guardaba magía ni misterio alguno... Desde ese día, la misma vitrina que me hizo soñar con viajes en dorado y rojo, sólo pasó a ser eso, una vitrina con adornos...

Perséfone