martes, noviembre 28, 2006

Todo está aquí nada afuera...



La rabia

Me erigí solemne
El orgullo me hizo su doncella
decapité a los débiles
Vomité de sangre al arrodillado delirando mi mano cercenada
Sin voltear mi inocencia
mancillé mis lecciones...
Metamorfosis de un ángel
Sombra que crepitaba profecías de culpa
La desazón del infante cristalino abandonando el campo de centeno
Desterrada
El frío se hizo mi tabardo y razón
Lóbregas ramblas me saludaron burlona
Mercado donde capitalicé la muerte con ocho billetes azules
Abatida, sudorando el llanto
Desangre la rabia burbujeante en mis venas
La rabia que no es sino luto
Luto de mi

Belleza

El vernáculo regreso a un punto arcano
Descolgando las ambrosías de la piedra
Vocación de aprendiz sonriente
Ofrezco mi legado a flamantes y desheredados
Ando punzando la desazón
Repliego la cortina de terror
Semilla del éxito
Husmeo la consistencia en lo inefable
Oro mientras hablo
Digo mientras callo
Libero en el deseo
Amamanto mis sueños con palabras
Me desatomizo de ternura frente a las miradas inocentes
Desperdigo y hallo mundos acallados en ustedes
Fecundos seres que me expulsaron de mi
Soy errante explorador en la bruma que desasosiega
Bajo los selenitas dominando la ignota noche
En el sol que polvorea la pobreza aparente
En la lluvia que limpia la riqueza embustera
Canto a los átomos porque todo lo contienen
Pues a todo le canto desde que regresé de la muerte

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